martes, 2 de octubre de 2012

Penas con pan



 

España ha sufrido en toda su historia numerosos problemas de pago en su deuda pública:

Monarca
Año

Felipe II
1557
Suspensión de asientos
1575
Suspensión de asientos
1597
Suspensión de asientos
Felipe III
1607
Renegociación asientos
Felipe IV
1647
Suspensión de asientos
1652
Suspensión de asientos
1662
Suspensión de asientos
Carlos II
1666
Suspensión de asientos
Carlos IV
1799
No se pagan los intereses
Fernando VII
1914-1820
Déficit
Isabel II
1866
Quiebra de la deuda
Guerra Civil
1939
Impago deuda republicana

Según mi opinión, tiene un interés especial recordar el Reinado de Isabel II (1833-1868), el cual acabó con un final desgraciado. No en vano llamaron a la Reina, la Reina de los Tristes Destinos.

Varios hechos marcaron ese final desgraciado:

-          La Reina interfirió, influenciada por sus ministros y religiosos de la corte, con frecuencia en la política de la nación lo cual la hizo impopular entre los políticos.

-          La creación de la Red Ferroviaria supuso un boom que sirvió para enriquecerse a muchos personajes de la clase noble (la madre de la propia Reina o el Marqués de Salamanca, recibiendo éste incluso tratos de favor en forma de subvenciones y otras prebendas).

-          La inversión realizada en la construcción del ferrocarril fue descomunal y se realizó vía finanzas públicas y endeudamiento público.

-          Esta inversión también comportó la financiación por parte del capital privado (vía facilidades de pago por parte de las empresas constructoras o vía financiación por parte de la mayoría de los bancos españoles).

-          La solvencia del Reino dependió pues de solvencia de las empresas y de los bancos participantes y viceversa.

-          Debido a este elevado endeudamiento, fue necesario ofrecer una altísima rentabilidad para atraer financiadores, la cual contribuyó a una pérdida de credibilidad sobre la posibilidad de repago de las deudas públicas y privadas.

-          Al perderse la credibilidad los banqueros y los inversores internacionales optaron por no apoyar los planes reales, así que la Reina se vio obligada a suspender pagos.

-          Esta suspensión de pagos llevó aparejada la suspensión de pagos de empresas y bancos.

-          Tal era situación que finalmente el Reino de España quebró, se liquidó y dio paso a la Primera República la cual fue acogida con gran satisfacción por la sociedad de entonces por el mal momento económico que pasaba. También los políticos (los que mal influenciaban a la Reina y los que no) se vieron beneficiados con el final acaecido.


Varios hechos actuales parecen repetirse:

-          El Rey ha empezado públicamente a adoptar un papel político que ha originado el malestar de algunos políticos (catalanes en este caso). Se desconoce públicamente si ministros y/o religiosos cercanos a la corte como en el caso de Isabel II han influenciado en esa decisión.

-          La bonanza provocada por el boom inmobiliario sirvió para enriquecerse a personajes de la clase noble (dio paso a numerosos fondos públicos, y algunos de estos fueron a parar a empresas de algún noble -Duque de Palma, con tratos de favor en forma de subvenciones-)

-          El dinero destinado al boom inmobiliario también fue descomunal, el cual derivó en una crisis bancaria y en una cada vez mayor asunción de esta por el presupuesto público, generando cada vez más un mayor endeudamiento público.

-          El capital privado (bancos) también participó en gran medida en la financiación del boom inmobiliario  (empresas constructoras, bancos).

-          La solvencia del Estado depende de la resolución de la crisis bancaria y de la solvencia del sistema bancario español y viceversa.

-          Debido a este elevado endeudamiento público y privado y la alta dependencia de bancos y Estado es necesario ofrecer una altísima rentabilidad para atraer financiadores (en forma de prima de riesgo), la cual contribuye a una pérdida de credibilidad sobre la posibilidad de repago de las deudas públicas y privadas.

-          Estamos en un punto en que, si no se pide el rescate, los intereses de la deuda, los déficits futuros estimados (si se decide que todas las provisiones bancarias futuras las asuman los presupuestos públicos) y, según ello, la deuda futura estimada puede producir que exista una pérdida de credibilidad de los banqueros e inversores internacionales acerca de la posibilidad de repago de las deudas públicas. Es posible pues que, si no se pide el rescate, los inversores internacionales opten por no apoyar la deuda pública del Reino de España y que se vea obligado a suspender pagos.

-          También esta suspensión de pagos podría llevar aparejada la suspensión de pagos de muchos de los bancos y empresas del país.

-          Si finalmente se hiciese un referéndum (en reconversión.es se habla de esta posibilidad) y si en este referéndum se considerase que sale más a cuenta que simplemente el Reino de España quiebre y liquide, quizás los españoles acogerían con gran satisfacción un cambio político relevante: el paso de una monarquía a una República Evidentemente esto parece hoy casi imposible.


Aunque parece una posibilidad muy remota como seguramente ustedes pueden ver, si España no pidiese el rescate la historia podría repetirse. Seguramente, algunos políticos españoles no perderían demasiado con el cambio pero es necesario recordar a todos los españoles tres cosas:

-          El indispensable papel que tuvo la Corona hace treinta años en su papel de moderador y buscador de consensos y acuerdos que posibilitó uno de los períodos de mayor paz de nuestra historia

-          No tenemos ninguna garantía de que, tal y como está el actual sistema político español, lleguen a la presidencia de la República los más preparados, los mejores, los más equidistantes y los más formados para un cargo de tanta responsabilidad.

-          Tenemos un sucesor que ha estado preparándose toda su vida para el cargo, que le hemos entre todos pagado la formación necesaria, que conoce a las mayores personalidades del mundo y que por tanto puede ser un gran embajador de España y de nuestras empresas en el mundo, que parece estar preparado y que puede ejercer la equidistancia y serenidad que requiere el cargo de primer representante de nuestro Estado.

España en el pasado, la historia nos lo demuestra, ha sido muy inestable y en los últimos 30 años no.

Todo indica que si entre todos asumimos un mayor compromiso respecto a Europa, este período de paz en el país podría continuar durante muchos años. Pero para eso y para que no se repita la historia, quizás también sería necesario que:

  1. La Corona no se inmiscuyese en asuntos políticos, al menos públicamente.

  1. Que los casos aislados de comportamiento deshonesto se resuelvan con total transparencia y, en su caso, conforme la justicia lo estime oportuno.

  1. Que se solicite el rescate (para reducir los costes de financiación). Si no se hace, quizás, queriendo o no, se estará propiciando la quiebra del Reino de España.  

  1. Estudiar si es posible asumir por parte del presupuesto público todas las provisiones bancarias pendientes y la posibilidad de asunción de pérdidas por parte de accionistas y acreedores.

  1. Empezar a reducir la interdependencia de la solvencia de banca y Estado, solicitando amparo al BCE (dado que el problema se ha originado en Europa).

  1. Estudiar la forma de renegociar las deudas de forma que se puedan pagar, incluyendo la posibilidad de una posible quita.

  1. Negociar políticas de crecimiento (relajación de cumplimiento del objetivo de inflación del BCE y programas económicos de impulso del crecimiento económico a largo plazo) a cambio del rescate y las reformas económicas necesarias.


Todavía parece estar en nuestras manos nuestro destino. No desaprovechemos la ocasión de no repetir tan desgraciada historia. 

Solicitemos el rescate, pongamos orden y empezaremos a poder arreglar todo lo que se debe arreglar. Penas con pan no son lo mismo que penas sin pan. Si las penas son con pan, éstas se llevan mucho mejor y ello permite solucionar muchas, muchas cosas. Sólo hace falta voluntad y valentía política. La solución está en nosotros mismos. No hay enemigo externo. No tenemos excusa.


La historia a veces se repite. Recordarla sirve para no volver a cometer los mismos errores. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario