lunes, 25 de noviembre de 2013

Políticas Económicas Alternativas para España



En España, con una cifra oficial de desempleo del 26% y en una economía que proyecta un decrecimiento del 1,3% este año, parece que va a ser difícil seguir implementando políticas de austeridad ya que éstas podrían conllevar una vuelta de nuestra economía a la recesión y agravar todavía más nuestra ya deteriorada situación económica.


El CEPR (The Center for Economic and Policy Research) acaba de realizar un estudio sobre políticas alternativas para el retorno del pleno empleo en España en el que argumenta que hay alternativas a la aplicación de la política de austeridad.

Comenta que, si hoy el PIB está muy por debajo de su PIB potencial, implica que la economía está llena de trabajadores cualificados que están desempleados porque las empresas no prevén ventas suficientes como para hacer estos trabajadores rentables.

Según el CEPR, sólo incrementando la demanda de bienes y servicios se puede recortar este desempleo de estos recursos humanos formados.

Otra opción puede llegar por un aumento de la demanda del sector exterior. Ya se ha priorizado ello con políticas de oferta (devaluación salarial, reformas laborales,...), aunque ello puede tener efectos algo dilatados en el tiempo e indeseados en la demanda interna. Otra vía sería con devaluación de la moneda nacional (para aumentar la demanda de bienes y servicios nacionales, entrada de capitales,...), pero con la actual moneda única no es posible.

Para elaborar sus nuevas propuestas de política económica para España, el CEPR ha tenido en cuenta los diferentes recientes análisis de organismos supranacionales que han demostrado que existe un mayor multiplicador fiscal del que se había previsto anteriormente, y presupone una subestimación por parte del FMI sobre la posible evolución futura de la diferencia entre el PIB y el PIB potencial de la economía española.

Así, teniendo en cuenta ambos factores, el CEPR considera las siguientes posibilidades de políticas económicas alternativas:

1. Incrementos del gasto público directo de un 1% del PIB potencial

2. Reducir impuestos en un 1% del PIB 



Según ha estudiado el CEPR, cada una de estas alternativas, disminuiría el Balance Primario Ajustado Cíclicamente (PIB potencial respecto PIB en % menos gastos primarios) en un - 1% del PIB potencial, y también esa reducción se produciría en el largo plazo en los siguientes años. Los efectos positivos en el PIB serían mayores en el caso de un aumento del gasto público que en el caso de una reducción similar en los impuestos.

¿Cuánto puede España llegar a acercarse a su PIB potencial en 2018 (y al pleno empleo)?

Se han considerado dos objetivos de Balance Primario Ajustado Cíclicamente (PIB potencial respecto PIB en % menos gastos primarios) del -1% o del -2%.

Ambas requieren mayores ingresos y gastos que el escenario base actual. El primer objetivo emplea mayores ingresos y gastos que el segundo, pero genera mayor PIB en el largo plazo con menos deuda como porcentaje de la economía que el escenario base. El segundo objetivo (menos ambicioso) conlleva mayores niveles de deuda absoluta y relativa.

En ambos objetivos, como el CEPR asume la necesidad de financiar esa deuda externamente, cree que la evolución de los tipos de interés podrían llegar a representar un coste real importante para la economía española. Así, como España no puede actualmente monetizar la deuda, podría existir la necesidad de que:

3. El BCE compre deuda pública española en el mercado secundario para reducir los efectos en el coste de la deuda, permitiría a España reducir su deuda y aumentar su déficit primario. Suponiendo que el BCE financiara el 50% del estímulo propuesto (del exceso de financiación), al poder crear moneda cuando quiere, el único coste para él podría circunscribirse al coste acumulativo del pago de intereses. En el primer objetivo considerado, estaríamos ante un coste anual para el BCE de 1.000 M de euros (menos del 0,1% del PIB anual de España), y ello podría conllevar una menor deuda pública respecto a PIB para España que en el escenario base.

Según el CEPR, parece cierto que mientras España siga manteniendo su preocupación con los niveles de deuda, el BCE va a seguir proveyendo asistencia al Gobierno Español y que esa pequeña ayuda podría llegar a ser factible.

El CEPR considera que, con estas políticas alternativas, un objetivo de pleno empleo para 2018 podría llegar a ser alcanzable. Considera que si existiera una recuperación económica más rápida, España podría tener menor deuda pública en relación del PIB (al aumentar el PIB mucho más que lo que aumentase la deuda), y una mayor facilidad para su retorno a los acreedores.

Así, aunque un papel más activo del BCE podría facilitar a la economía española llegar al pleno empleo en el 2018, el CEPR considera que con los escenarios descritos España tendría opciones para retornar al pleno empleo por sí sola con esas políticas.



Según mi opinión, sin saber si los efectos descritos se producirían en los términos que describe el CEPR, lo que me parece claro es que la situación de la economía española (y la creación de empleo) puede mejorar con la implementación y coordinación óptima de las siguientes políticas: 

  • Reducciones selectivas y afinadas de los impuestos que pagan todos los ciudadanos
  • Incrementos de impuestos a las muy grandes fortunas
  • Incrementos en el gasto público en inversiones que aumenten la capacidad de crecimiento potencial de nuestra economía
  • Compra de deuda pública española por parte del BCE para reducir el coste financiero

Así mismo, dado que se observan signos de debilidad de la economía europea, una ligera depreciación del euro en relación a otras monedas podría ayudar a mejorar la situación económica europea y podría conllevar incluso un mejor comportamiento del sector exterior del observado hasta el momento, lo que se vería reforzado por las mejoras competitivas realizadas (más las que pudieran llegar en el futuro). El BCE debiera considerar este extremo y ser muy cauteloso en las medidas en este sentido a aplicar.

En todo caso, creo que desde España debemos seguir profundizando en políticas económicas ya que nuestra situación económica y social actual es claramente insostenible.


martes, 6 de agosto de 2013

FMI reconoce el error en la estrategia propuesta para España




Tradicionalmente, los costes laborales han sido indicadores muy utilizados entre otros para examinar la competitividad de los países vía costes y su capacidad de crecimiento y de creación de puestos de trabajo.

Ahora bien, los costes laborales que se suelen examinar para la competitividad suelen ser los sueldos brutos, bastante más altos que los salarios netos.

Hoy, por ejemplo, un empresario medio en España tiene que pagar unos 7.700 euros extra sobre un salario de 23.000 euros (un 34% aproximadamente del salario bruto) en distintos costes laborales como la Seguridad Social. Y este coste según los casos puede llegar a ser claramente superior.

Estas cifras sitúan a nuestro país en el sexto puesto del mundo con mayores cargas laborales para los empresarios por trabajador, por encima de la media europea, situada en 6.200 euros (27% del salario bruto). Lo cual a priori ya de por sí parece descabellado a tenor del desempleo existente (que después del de Grecia es el mayor de la UEM) y que ello desincentiva la creación de trabajo.


Así, en España existe la gran paradoja que existen salarios netos relativamente bajos a nivel europeo y los salarios brutos quizás altos para ser competitivos y ello conlleva los siguientes efectos negativos:

1. Menor capacidad adquisitiva de los consumidores y por tanto menor consumo

2. Menor competitividad vía costes de nuestros productos

3. Menor capacidad de contratar y por tanto menor empleo



Recientemente, para apoyar la creación de empleo, el FMI ha aconsejado a España realizar las siguientes políticas:

a)   Gran acuerdo con los agentes sociales para reducir un 10% los salarios nominales en 2 años

b)   Reducir un 1,66% las cotizaciones a la seguridad social de las empresas

c)   Subida dos años más tarde del IVA efectivo, más mediante la generalización del IVA normal que subiendo el IVA máximo

Según el FMI, se lograría con ello:

- Reducción del salario real y una depreciación interna del 5% en 3 años, consiguiendo aumentar de forma relevante las exportaciones y disminuir las importaciones.

- Un pacto social creíble podría tener un impacto positivo en la inversión, derivado de los menores costes laborales y las mejoras de las previsiones económicas.

- El PIB sería hasta 2017 un 5% superior con estas políticas

- El déficit fiscal aumentaría al principio pero, al aumentar la actividad económica y generalizar el IVA normal, la deuda pública sería menor después que en el escenario actual.

- El empleo estaría en 2017 un 7% por encima del actual escenario esperado

- A partir del segundo año de reducir las cotizaciones sociales, ya empezaría a haber un aumento del empleo, que junto con una menor inflación, conllevaría un aumento del consumo considerable. 


A la luz de la propuesta realizada, primero de todo creo que se debe destacar que es positivo que el FMI haya empezado a matizar las políticas oficiales que se han manejado en los grandes organismos mundiales sobre España:

Hasta el momento, se ha manejado la idea que una devaluación interna vía salarios (fuese del nivel que fuese) sería suficiente para solventar los desequilibrios existentes en la economía española. Hoy, ya se ha constatado que esta única vía ha fracasado (al debilitar la devaluación interna de salarios demasiado el consumo y tener efectos demasiado negativos para nuestra economía).

Por tanto, el FMI ya reconoce este hecho hoy al aconsejar repartir los costes, parte entre asalariados y parte entre el sector público (al ingresar menos inicialmente) en lugar de hacer recaer todo el peso en los asalariados, como se había dicho hasta ahora.

Seguramente, habrá quien diga que porqué se libera de este coste al empresario si éste puede aprovechar el cambio sólo para engrosar beneficios. Quizás pueda existir alguna razón en ello. Pero también es cierto que con esta bajada de las cotizaciones sociales los productos españoles serán más competitivos sin tener que bajar salarios a los trabajadores de la forma como se querían hacer bajar hasta el momento y que las cotizaciones sociales demasiado altas pueden ser plenamente plenamente desincentivadoras para la creación de nuevos puestos de trabajo (su bajada puede proporcionar más empleo).


Ahora bien, a la vista del estudio del FMI, me pregunto,

¿ No deberíamos realizar una devaluación de salarios mucho menor si disminuyésemos de forma mucho más contundente las cotizaciones sociales de las empresas (por ejemplo, algo menos que la media que la UE, dado nuestro mucho mayor paro) ?

¿ Es justo que los salarios netos en España respecto a la UEM sean bajos y la fiscalidad indirecta tan elevada relativamente (en función de salarios) ?

¿ Es justo que tengamos las cotizaciones sociales de las empresas de las más elevadas de Europa, siendo el país con más desempleo después de Grecia ? (afectan al consumo y empleo !!)

¿ No es posible argumentar todo esto a nivel europeo y en los organismos internacionales ?

¿ No sería mejor apostar por realizar actividades diferentes, mejores, innovadoras, generadoras de valor,... en lugar de sólo competir en costes (a nivel mundial existen muchísimos países con muchísimos menores costes que nosotros y a muy, muy largo plazo ésta podría no ser una relevante fuente de ventajas competitivas) ?


La reducción de las cotizaciones sociales de las empresas tiene efectos positivos:

- Aumenta la competitividad de los productos españoles

- Devalúa internamente nuestra economía ...

- Aumenta las exportaciones

- Disminuye las necesidades de financiación externa

- Aumenta el empleo

- Aumenta el consumo a medio plazo

y no tiene los efectos indeseados que sí tiene la reducción de salarios (menos consumo, más insolvencias de empresas, menos empleo, menos ingresos públicos,...)


Así pues, según mi opinión, tenemos que reestructurar nuestro sistema fiscal de forma que aumente actividad, empleo, consumo,... y además se reduzcan las desigualdades sociales (que han aumentado dramáticamente en los últimos años). Y eso pasa por:

1. Reducir impuestos indirectos (buscando generar más actividad, más empleo y menos desigualdades sociales): reducir los impuestos indirectos de subactividades más específicas y con más detalle, teniendo en cuenta el máximo impacto fiscal posible y la compatibilidad con el proceso de consolidación fiscal europeo

2. Aplicación de un impuesto extraordinario y puntual sobre las grandes fortunas (1% de la población) para poder promover el crecimiento y el empleo

3. Eliminación de deducciones en el impuesto de sociedades, sobretodo en el caso de las grandes empresas.

4. Disminución de las cotizaciones sociales que pagan las empresas, mucho más relevante que la aconsejada por el FMI, potenciando así la creación de empleo al tener un menor coste total por empleo creado.



Sé que mi opinión en cuanto a la tributación a las personas va en contra de lo que dicen los diferentes Servicios de Estudios de este país (apuestan más por una reducción del IRPF y no por una reducción del IVA) pero creo que es mejor una reducción de los impuestos indirectos porque no son redistributivos (necesitamos que más consumidores puedan consumir más).

No me da miedo equivocarme al proponer soluciones alternativas a las de los diferentes Servicios de Estudios: ya en 2008 supieron diagnosticar correctamente los problemas de la economía española (endeudamiento de familias, empresas y Estado a finales de 2007 era del 234% del PIB) pero no las soluciones (con éstas, hoy este endeudamiento es del 272% del PIB,  la situación se ha deteriorado muchísimo, en términos de empleo, actividad,... y la deuda se ha socializado).




viernes, 28 de junio de 2013

Sobre Áreas Monetarias Óptimas y la Unión Bancaria



Según Robert Mundell un área monetaria óptima es aquel área con moneda común donde coincide una unión monetaria con una unión fiscal. Ello coincide con una unión política que la pueda dotar del empoderamiento suficiente para poder tomar medidas necesarias para atemperar los diferentes shocks asimétricos que puedan llegar a existir.

Un ejemplo de área monetaria óptima que funciona lo encontramos en USA, donde coexisten las uniones mencionadas. En cuanto a la unión bancaria, si bien en USA existe la regulación y supervisión única, ésta sólo ha conllevado el rescate de bancos e instituciones sólo en el caso de que éstas pudiesen conllevar peligros sistémicos. Al resto de bancos no sistémicos se les ha dejado sin problemas caer en bancarrota, aplicándose el orden de prelación existente en quiebras bancarias.

En Europa llevamos ya varios años en esta crisis que diversos y variados economistas argumentan que es necesaria una unión bancaria europea que conlleve el rescate público europeo de los bancos de la Eurozona en problemas.

Pues bien, en Europa, después de haber destinado 1,6 billones de euros en el rescate de las entidades en problemas (podríamos compararlo con los rescates sistémicos de USA), hemos llegado al punto en que para no comprometer el equilibrio y solvencia de todo el sistema público europeo (cuentas públicas nacionales y supranacionales) se debe dejar caer a los bancos si ello no supone riesgo sistémico.

Y eso es lo que recientemente se ha aprobado en Europa: en cada resolución bancaria se va a aplicar el orden de prelación establecido para las quiebras bancarias y sólo estrictamente en caso necesario se utilizará capital público. Además se ha hecho preservando el peligro de la extensión del pánico mediante la protección de los depósitos inferiores a 100.000 euros y de los depósitos de familias y pymes superiores a 100.000 euros.

Al final, si un banco quiebra quien debe perder el dinero son quienes mayor riesgo han incurrido en su relación con ese banco, quienes no afecten al correcto funcionamiento de la economía (si se perjudicara a familias y pymes podría conllevar un ahondamiento de la crisis en forma de menor consumo, inversión y empleo) y en función del conocimiento de la actividad bancaria adoptada. Y ello debe ser defendido de forma política, económica y legal. Así debería ser y parece ser que así será.


¿Qué puede suceder en el largo plazo?


En el largo plazo, y a la luz de lo sucedido en Chipre, puede suceder que las entidades nacionales que quiebren y liquiden queden al amparo de los bancos nacionales de mayor solvencia en cada uno de los países de la Unión.

Ello en la práctica puede conllevar un oligopolio nacional de facto en el que sólo queden 4/5 entidades nacionales en cada país con el efecto pernicioso sobre la libre competencia y la libre creación de precios en el mercado bancario, con lo que los consumidores quedarían en una gran indefensión.

La falta de competencia ya ha sucedido en otros sectores en Europa (sector eléctrico por ejemplo) y ello ha conllevado con el tiempo un problema de competencia y distorsiones relevantes en los precios aplicados a consumidores. Y hoy la recomendación en estos sectores es que las compañías europeas operen en todos los países europeos independientemente de su nacionalidad para fomentar la competencia.

Es por ello que creo que la primera recomendación al respecto del sector bancario europeo debiera ser que, desde Europa, política y económicamente se debería apostar por la entrada de entidades europeas no nacionales en cada uno de los países mediante la toma de poder de los bancos nacionales liquidados.

O es que, ¿no es mejor para BBVA o Santander poder tomar el control de un banco alemán o italiano que un banco español ya que diversifica riesgos geográficos y obtiene no sólo sinergías de costes sino también de ingresos?
Y como ello es particularmente difícil que se realice de forma autónoma por el mercado (en el caso alemán por ejemplo con tomas de poder en países de la periferia dados los elevados riesgos de país existentes), el poder público europeo (nacional y supranacional) debería intervenir.

Para ello se debería poder proveer un marco de actuación estable que eliminase un posible riesgo de devaluación futura de las monedas nacionales. Así, si los bancos alemanes tuvieran la certeza de la no vuelta a las monedas de origen seguramente también estarían más cómodos tomando el control de un banco italiano o francés o español que uno alemán puesto que se abrirían a otros mercados (probables sinergías de ingresos y de costes) y diversificarían riesgos geográficos. Y ello sería plenamente beneficioso para los consumidores europeos.

Por otra parte, el sector bancario se encuentra en plena reconversión: en el futuro, las entidades off-line pueden perder la batalla ante entidades on-line, con lo que un Google Bank o un Apple Bank por ejemplo podrían llegar a dominar a la larga este sector en Europa, dados sus menores costes hundidos y su excelente posición de liquidez. Así, el sector bancario europeo podría llegar quedar a muy largo plazo en poder de manos extranjeras y ello debería ser motivo de preocupación en Europa. Es por ello que además de la anterior recomendación, sería deseable:

1. Promover que las entidades europeas que subsistan en el mundo off-line realicen de forma acelerada una reconversión al mundo on-line.

2. Promover unas mejores y objetivas condiciones para la creación de start-ups bancarias on-line en la Eurozona que permitiesen una mayor librecompetencia europea.


Hoy, por ejemplo en España, se necesita para fundar un banco una cantidad de capital mínimo demasiado elevada (18M de euros) y una decisión política (acuerdo del Ministerio de Economía). Según mi opinión, el capital necesario para fundar un banco debería ser un % del balance de cada banco y no una cantidad, ya que limita la entrada de cualquier competidor on-line nacional y europeo. Si se quiere este % de capital podría ser del 30% del balance y no del 10,5% que se puede exigir en el futuro a las entidades ya consolidadas, pero si se quiere hacer frente a la competencia china o americana y/o a la menor competencia en Europa, es necesaria esta libertad de creación de start-ups online bancarias (ojo, que tenemos gente formada para ello dadas las reestructuraciones bancarias acaecidas). A la vez, se debería sustituir el actual poder político en estas decisiones con una amalgama de condiciones objetivas para la creación de entidades bancarias. Ello es necesario y debe ser apoyado por Bruselas.

Habiendo ya comentado que la Unión Bancaria debería circunscribirse a la regulación y supervisión y a casos de intervención circunscritos a riesgos sistémicos, es hora de volver a hablar de la Unión Monetaria Óptima.

Para que exista una correcta Unión Monetaria Óptima,en Europa, debemos avanzar sin excusas hacia:

- Un empoderamiento efectivo para tomar decisiones. Aquí seguramente habrán dificultades políticas para llegar a acuerdos, pero ya sea de forma federal como de forma centralizada, la toma de decisiones debe ser ágil y efectiva y siempre tendente al objetivo de la creación de un Área Monetaria Óptima que funcione. Además es primordial que este empoderamiento venga a través de las urnas: Europa sólo tendrá futuro si sus ciudadanos se sienten representados y creen en la Unión, y eso pasa por escoger a los representantes empoderados a través del voto.

- Unión Fiscal: se debe avanzar y completar la Unión Fiscal. Ahora bien, los shocks asimétricos existentes hacen que sea necesario realizar un debate acerca del futuro del euro. Existen varias posibilidades:

a.  Moneda Común Única con Eurobonos: es la mejor solución ya que permite acelerar y completar la Unión Fiscal y soportar los shocks asimétricos de tales medidas y sus efectos sobre la confianza de las cuentas públicas de los países con mayores dificultades. Ahora bien, parece que políticamente puede ser difícil su instrumentación (veremos después de las elecciones alemanas). Esta opción permitiría la entrada de capital extranjero en los países periféricos puesto que esfumaría de golpe la desconfianza en los países en problemas y el posible riesgo futuro de devaluación de moneda. Ello permitiría un aumento de las transacciones intracomunitarias y un mejor funcionamiento del mercado único europeo (capital europeo de otros países en bancos, eléctricas,...nacionales).

b.  Moneda Común No Única: Permite que el euro-peseta por ejemplo se pueda devaluar un 30%-40% respecto al euro-marco para ganar competitividad y así poder hacer frente de forma inmediata a los shocks asimétricos creados. Mientras se puede avanzar y completar la armonización fiscal hasta que en un futuro cuando estuviesen solventados los shocks asimétricos que se generan se pudiera volver a la Moneda Común Única. Esta opción si bien podría considerarse si existen dificultades políticas a la anterior opción no acabaría de solventar el problema riesgo país hasta que se hubieran realizado todas las devaluaciones y solventado todos los shocks asimétricos. Si bien políticamente podría ser más factible y tendría efectos positivos (no tanta pérdida de poder económico y político de la UE, no efectos sobre ciudadanos y elecciones,...), tendría efectos retrasados en cuanto al correcto funcionamiento del mercado único (menos competencia,...).

3.  Salida de los países con problemas para que realicen una devaluación de su moneda: esta opción es la peor dado que pierdes poder político y económico en el mundo y no te aseguras que los países que sigan con el euro no sufran shocks asimétricos en un futuro. Se debe decidir qué países siguen o no, y podrían quedarse dentro de la Eurozona países que perjudicaran en el futuro al conjunto de la Eurozona y que persistiesen en ella los shocks asimétricos. Además, sólo y después de mucho tiempo los países que hubieran salido podrían volver a entrar, aunque no es fácil que ello pudiese llegar a suceder.


La Eurozona sólo funcionará si los gobernantes y los ciudadanos actuamos como europeos y no como alemanes, españoles,...

Y eso supone a veces ceder (tipo de unión bancaria) y a veces exigir (Eurobonos), siempre pero con el objetivo final que seamos un Área Monetaria Óptima que funcione sin problemas, y que ello nos permita desterrar de una vez por todas todos los peligros y riesgos políticos que en el siglo pasado existieron.

Todos somos europeos y debemos pensar como europeos.

Para lo bueno y para lo malo. En la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza,...




martes, 28 de mayo de 2013

Propuesta sobre el euro: Moneda común y NO única



 File:Euro-Banknoten es.jpg



Hasta el momento para intentar que los países periféricos salieran de la crisis en Europa se han aplicado políticas económicas de austeridad presupuestaria junto con devaluaciones internas de salarios (ante la ausencia de posibilidad de devaluación de tipo de cambio, para que los países ganasen competitividad y pudieran financiar de forma interna sus economías).

Ello ha servido para reequilibrar las balanzas comerciales de los países del Sur, pasando en algunos casos a ser superavitarias. Pero, por otra parte, estas políticas han tenido demasiadas consecuencias negativas (reducción del consumo, aumento del paro, pese aumentos impositivos ha aumentado el déficit público y la deuda, aumento de las probabilidades de impago,…).

Hoy parece claro que, aún solucionando los problemas, ello se haría tan a largo plazo que se generarían otros inconvenientes:

-    Graves crisis sociales

-   Pérdida de apoyo al proceso europeo que podría desembocar en un descarrilamiento futuro del proyecto europeo (quizás parte en elecciones de 2014, preocupante escenario en las siguientes)

-     Pérdida de la hegemonía económica de Europa en el mundo (no digamos ya la política, que siendo la UE la primera potencia en el PIB del mundo y la UEM la tercera potencia nunca se ha tenido políticamente ni de lejos).


El hecho de que parece que existe el riesgo de involución en el proyecto europeo puede propiciar un entorno en el que sea deseable la toma de decisiones para una pronta salida de la crisis.


Por ello, en la actualidad, se está produciendo un debate sobre cómo promover un euro menos caro para favorecer las exportaciones europeas, al calor de lo que han hecho otros países (EEUU y Japón) mediante una expansión cuantitativa por parte de sus Bancos Centrales.

Hasta el momento, parece que el BCE ha realizado una expansión cuantitativa pero cuidándose mucho de que el dinero no circulase demasiado y que por tanto no generase inflación.

Y hoy, la expansión cuantitativa realizada en EEUU y Japón parece no ser posible todavía en Europa dado que quien tiene que velar para que no haya inflación (BCE) nunca va a implementar una medida que la pueda generar, salvo que se le cambie su mandato (decisión política) al estilo de lo que se ha realizado en EEUU con la Reserva Federal Americana (objetivo: generar crecimiento).


¿Es necesaria la decisión política de dar el mandato al BCE para promover el crecimiento?

Seguramente hay elementos que lo apoyan, como que por ejemplo que creando inflación o favoreciendo las exportaciones europeas se puede facilitar el repago de las facilidades crediticias. También existen opiniones contrarias como las que opinan que se pueden producir burbujas en los mercados de bonos, demasiada inflación,…

¿Es suficiente?

Personalmente, si bien creo que podría ser necesaria esta medida, tengo mis dudas sobre su implementación y su suficiencia en una Europa con unos elevadísimos shocks asimétricos existentes:

¿Es posible que países como Alemania acepten que se realice una expansión cuantitativa cuantiosa como para permitir un euro un 40% más barato, que es lo que pueden necesitar las economías del Sur, si ello pone en peligro que se les dispare su inflación?

¿O abogará como máximo Alemania (en caso de que lo hiciera) por una expansión cuantitativa que suponga una depreciación del euro de un determinado % mucho menor que el % de devaluación interna de salarios que demandará a los países del Sur para no tener demasiadas presiones inflacionarias?

¿Es posible asegurarse totalmente que medidas de este tipo no generen inflación en los países donde se está realizando una devaluación de salarios y en cambio en otros sí? (ojo con las consecuencias sobre la capacidad adquisitiva de los ciudadanos)

¿No son los desequilibrios de los países del Sur demasiado amplios como para tomar este camino?

En teoría, una expansión cuantitativa (con su efecto depreciación de tipo de cambio) puede beneficiar a la inversión y a más exportaciones en relación a las importaciones y éstas por tanto pueden atemperar la caída del consumo (por la devaluación interna de salarios de los países del Sur) y la disminución del gasto público (por austeridad presupuestaria).

Pero surgen dudas: ¿qué tipo de expansión cuantitativa se va a poder permitir? ¿qué tipo de devaluación interna se va a exigir? ¿en cuanto afectará al consumo?¿en cuanto a la inversión y a exportaciones sobre importaciones? ¿ello va a permitir crecimiento? ¿cuánto crecimiento? ¿suficiente para generar empleo? ¿cuándo se va a crecer de forma suficiente como para crear empleo? ¿cuándo lo van a percibir los ciudadanos? Y sobretodo, ¿los ciudadanos del Sur van a querer formar parte de una UEM que les habrá perjudicado gravemente su nivel y calidad de vida con la bajada de salarios y paro existente (en su caso)?

Quizás los casos de EEUU o Japón son muy diferentes porque no sufren los shocks asimétricos que nosotros tenemos (dudo que existan zonas en EEUU o Japón que se deban plantear la necesidad de devaluación del 40%!). 


Así que, anticipándose a los probables efectos negativos de las políticas económicas que se puedan aplicar y a las consecuencias sobre el apoyo futuro de la ciudadanía al proceso europeo (para evitar la posibilidad de descarrilamiento político), existen diferentes economistas que están debatiendo diferentes posibilidades para el euro:


-  Economistas Alemanes: Antes de que sucedan efectos y consecuencias negativas, se debe considerar la “salida organizada” de los países del Sur (cada uno con su moneda, devaluándola un 30-40% para ganar competitividad sin tener el alto coste asociado para las personas y parte de la actividad -consumo interno- de una devaluación de salarios) y que sigan en el euro actual los Estados del Norte

-   Economistas Franceses: Antes de estos efectos y consecuencias negativas, implementar una moneda común NO única. Esta opción haría posible la devaluación de las monedas euro nacionales (euro-marco, euro-franco, euro-pesetas,…), las cuales estarían ligadas a un patrón común que funcionaría como moneda de cambio y de reserva internacional. Ello permitiría a estas monedas fluctuar en su seno y que los países del Sur pudieran realizar devaluaciones competitivas, necesarias para impulsar de su actividad económica sin tener el coste asociado de una devaluación de salarios.



Personalmente, me surgen muchas dudas acerca de la posibilidad apuntada por los Economistas Alemanes:

¿Es posible una salida organizada de los países del Sur y que subsista el euro sin problemas? ¿Es posible que ello no afecte a la confianza en la UEM? ¿Ello no tendrá efectos en la UE? ¿Ello no disminuirá el poder económico de la UEM (no digamos el político)? ¿Y el de la UE?

En cambio, una moneda común NO única como la que proponen los Economistas Franceses permite una devaluación del tipo de cambio del 30-40%, evita la devaluación de salarios y conlleva quita similar de deuda (%) si se quiere cobrar el principal (igual que la opción de los Economistas Alemanes), pero además también permite salvar a la UEM actual (y los efectos sobre la UE), su poder económico actual (de UEM y UE), las oportunidades futuras del euro (ampliación a más países,…) y la posibilidad de exigir nuestra parte en el lideraje político en el mundo.


En este extremo, cabe aclarar para quien esté reflexionando sobre los efectos teóricos de una Moneda Común y No Única (la UEM como ensayo de implementación de áreas monetarias óptimas en zonas con países muy diferentes) que:

-   El proceso de integración NO se puede realizar de espaldas a los ciudadanos (a corto plazo pueden no haber consecuencias negativas pero un proceso así se construye en décadas y puede descarrilar si se construye sin legitimidad democrática -los votos en democracia dependen demasiado de los aspectos económicos-. Hay que tener en cuenta la impopularidad de devaluaciones de salarios)

-     Para que no descarrile el proceso quizás se debe permitir la flexibilidad de la devaluación del tipo de cambio (mediante una moneda común no única) mientras se define e implementa la Unión Política, Monetaria, Bancaria y Fiscal para facilitar la compensación de posibles shocks asimétricos que se producen

-    En cuanto esté en funcionamiento el área monetaria óptima –Mundell- y exista una homogeneidad de condiciones económicas y fiscales (a determinar) la moneda común puede ser única para todos los países de la zona

-     Una vez sea así, si existen países que se quieren adherir, se les debe permitir la entrada pero con una moneda común no única durante el tiempo que sea necesario hasta tener las condiciones citadas (a determinar nivel / paridad). Cuando las cumplan podrían pasar a tener la moneda común única.


Quizás políticamente la decisión de instrumentar una moneda común NO única puede ser complicada (también la decisión de realizar expansión cuantitativa) pero hay veces que merece la pena reconocer los errores cuando se vislumbran: puede no ser posible la implementación de un área monetaria óptima con una moneda única si existen demasiadas diferencias entre países (culturales, económicas, políticas, laborales, sectoriales,…) pues se pueden producir como hemos visto elevados shocks asimétricos que quizás no pueden ser compensados a tiempo y por tanto pueden en el extremo hacer descarrilar políticamente los procesos de integración. 

La ventaja de la decisión política de instrumentar una moneda común no única frente a la decisión política de dar el mandato de crecimiento al BCE subyace del funcionamiento actual de la UE y del BCE: es altamente improbable que países como Alemania acepten la expansión cuantitativa en la cuantía que necesitan los países del Sur (y ello ralentizaría demasiado la salida y podría provocar los riesgos políticos citados).

En cambio sí es más probable que estos países acreedores acepten la aprobación de la moneda común no única, pues implícitamente con ella estarían acotando sus pérdidas a las quitas de deuda que hoy ya consideran casi inevitables y que quizás estarían dispuestos a aceptar (de ellas sólo la parte que les corresponde a acreedores públicos y privados de sus respectivos países). Para los países del Sur también tiene consecuencias positivas (salida pronta de la crisis sin el coste político asociado de la devaluación de salarios).


En la actualidad, la implementación de una moneda común y no única permitiría a Europa una pronta salida de la crisis, seguir liderando económicamente el mundo (UE), aprovechar las oportunidades futuras de la UEM (expansión) y poder exigir el peso político global que nos merecemos (similar a nuestro peso económico: UE la primera potencia y la UEM la tercera potencia en el PIB mundial). 

Vale la pena reconocer los errores a tiempo…y más si puede interesar a todos.

Además, una vez subsanados los desequilibrios existentes, siempre se podrá volver a la moneda común ÚNICA.