Tradicionalmente, la política cambiara ha sido utilizada por los países en momentos delicados para promover el crecimiento económico: un país podía devaluar su moneda para abaratar sus productos respecto a otros países y así promover un crecimiento de las ventas de sus empresas en el exterior (exportaciones). Asimismo, con la devaluación, al encarecerse los productos exteriores respecto a los interiores, se produce una reducción de lo que se compra en el exterior (importaciones). La conjunción de ambos efectos permitía un crecimiento del país derivado de una mejora notable de la balanza comercial.
Pues bien, R. Mundell en 1961
realizó un modelo económico que consideraba que la ausencia de política monetaria
y cambiara de los países o regiones y la presencia de una política monetaria
global (a través de tipos de interés) podían provocar shocks asimétricos que
socavasen la economía real al no poder estar suficientemente bien ajustada la
política monetaria global a las situaciones concretas de cada una de las
regiones de la zona.
En este modelo estimó que puede
existir una zona monetaria óptima (ZMO), donde se maximice la eficiencia
económica compartiendo a la vez una única divisa en todo el territorio. Para
ello debe existir:
-
Una elevada apertura comercial entre los países de la zona
-
Una movilidad elevada de los factores (capital y trabajo) que permita
responder a las perturbaciones asimétricas entre los países dentro de la zona
-
Alto grado de diversificación que permita minimizar la posibilidad de
shocks asimétricos (o alteraciones
repentinas en la economía que causan efectos de sentido contrario en distintas
zonas)
-
La existencia de un mecanismo automático de transferencia fiscal, que
distribuya el dinero a las áreas menos desarrolladas.
-
Los países partícipes deben tener ciclos económicos similares, lo cual
permite a los bancos centrales mediante la política monetaria conseguir su
objetivo de control de la inflación con un crecimiento razonable en toda la
zona
Recientemente, en el caso de la
Eurozona parece que siguiendo a Mundell se han producido graves shocks
asimétricos que aconsejan intentar llegar a ser una zona monetaria óptima
(ZMO), antes de considerar la vuelta a un sistema de tipos de cambio
flexibles.
Para ello, teniendo en cuenta los criterios señalados, se
debería conseguir:
1.
Unión Bancaria que permita el control de la solvencia y liquidez de las
entidades financieras a nivel europeo y promueva la movilidad elevada del
capital (requisitos legales, unificación de criterios,…)
2.
Una elevada movilidad laboral, eliminando diferencias legales, laborales,
culturales/idiomáticas, institucionales,… entre países.
3.
Flexibilidad de precios y salarios para que las fuerzas de mercado de
demanda y oferta distribuyan automáticamente el dinero, la producción y los productos allí
donde sean necesitados rápidamente.
4.
Políticas estratégicas de crecimiento diversificado en el largo plazo que
promuevan un alto grado de diversificación de todas las regiones y permitan una
minimización de los shocks asimétricos
5.
Unión Fiscal que distribuya el dinero donde más se necesita y ayude a
controlar a los países menos desarrollados en la elaboración y concreción de
las cuentas públicas
6.
Unión Política que ayude a la consecución de lo anterior y tenga suficiente
empoderamiento para poder tomar decisiones con la mayor rapidez y eficacia
posible
Existen poderosas razones para avanzar en el
proyecto europeo. Primero porque ya existe una zona monetaria óptima que
funciona y ha funcionado razonablemente bien (EEUU). Y segundo porque en el
mundo globalizado actual donde el poder económico está basculando de occidente
a oriente y de norte a sur es importante tener una fuerza política y económica
superior (al pertenecer a un área económica mayor) a la que se tendría si cada
país actuara en solitario (en caso de disolución de la Unión Europea y vuelta
al sistema de tipos de cambio flexibles).
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